jueves, 10 de junio de 2010

Miedo.


Tenía tiempo sin sentirme asi. En cierto modo es un placer, del tipo que te da morderte una llaguita en la boca. Lo placentero está en que no sea una situación cotidiana, lo cotidiano es fastidioso y ahoga (aunque el "ahogo" en esta situación es algo irónico).
Es algo en lo que en realidad ya me estaba encaminando y lo disfruto como un logro, ya que no muchas personas invierten sus energias en intentar salir de ese estado de trance o hipnosis humana en la que gustosamente nos introducimos solo para ignorar el miedo, la incertidumbre. No pensar en él, huir, huir, huir!.

A mi me dan miedo muchas cosas. Muchas veces no vivo por el miedo que me da vivir. Me congela y no me deja funcionar correctamente. Aunque eso de no funcionar creo que es más una decisión consciente que automática. Cualquier simple movimiento desata más situaciones que requieren más decisiones, mas acciones y da más miedo. Funciona como estar sumergido en agua y tratar de mantenerla en su total tranquilidad, ni conteniendo la respiración lograrás la quietud añorada.



La pregunta sería ¿Para qué lograr la quietud? Y si lo logras hacer, ¿Qué harás después pequeña genio?
 La vida son olas en el agua, si tú no las creas ella las creará por sí misma. Asi que aprende a nadar y lánzate!

 ESO INTENTO!!
De verdad?

No...

Esa metáfora combina perfectamente con un recuerdo traumatizante de mi niñez: En clases de natación, me tocaba lanzarme del trampolín, todos estaban en el agua impulsándome a lanzarme y yo podía durar una hora en esa tablilla, podía tener toda la disposición del mundo, pero nunca lo lograba, siempre estaba ese miedo paralizante, el que sólo observa pero no te deja estar en escena. Y hasta el sol de hoy, no puedo lanzarme de un trampolín, ni sé nadar.


El mundo es mi piscina, pero no puedo lanzarme porque no se nadar, me ahogaría.
Esa es una excusa.
Lo peor es que yo Odio las excusas, sólo provienen de débiles, de rezagados, de incompetentes.
Sin embargo, tengo tanto miedo que busco excusas para no ser o hacer, pero aborresco en lo que eso me convierte.
Entonces me entran las ganas de huir, de no estar para no tener que ser o hacer. Pero esa es otra excusa.
Cómo lo logran los demás? Cómo salto?

miércoles, 2 de junio de 2010

Minutos después de nacer

Me corté los pies en un accidente.
"Pies de humo" dijo el doctor.
Mis prótesis serán de humo. 
"El material más orgánico" dijo el doctor.
"¡El mejor material, mi amor!" dijo mi madre
"Oí que con eso se contruyó la vida" dijo el abuelo asomando la cabeza por entre las hojas del periódico y siguió leyendo.
"¿Me va a salir caro?" dijo mi padre.
"No se preocupe. Eso lo paga el espíritu de su hijo" dijo el doctor.
"Me va a salir caro" dijo mi espíritu.
Yo sólo quiero saber si dolerá.
"No se preocupe. Eso sólo lo sentirá su espíritu" dijo el doctor.
"Sólo te dolerá si le haces caso a mi dolor" dijo mi espíritu.
"Contra el dolor receto indiferencia. Mucha televisión para el niño. Sexo y Alcohol para el adolescente. Trabajo para el adulto." dijo el doctor firmando un papel y dándoselo a mi madre.
"Muchas Gracias por su tiempo" dijo mi padre estrechándole la mano.
Riendo entrecortadamente atacado por una tos crónica dijo mi abuelo escondido en las páginas del periódico "Bienvenido al mundo hijo mío"