miércoles, 12 de enero de 2011

Volviendo a mis orígenes.

Para mí el 2011 no ha comenzado. Yo particularmente lamenté la muerte del 2010 por la manera tan brusca como interrumpió mis planes. Entre las fiestas y las vacaciones, no me dio tiempo para planificar mi próximo y primer paso en el año nuevo. Ahora estoy aquí, 12 de enero del 2011, con muchas cosas en estado 'loading' y con una sola cosa segura. Una sola cosa que, con la finura de un cabello y la fuerza latente del acero, carga ella sola el peso de una 'continuidad' de vida.


Probablemente alguna tarde de análisis con un psicólogo arrojará como resultado que mi inestabilidad inmobiliaria juega un gran papel en esta angustia sobre el futuro. En estos momentos me encuentro en Valle de la pascua, Edo. Guárico, esperando que terminen de construir mi apartamento en Caracas para poder mudarme. Esto me ha impedido continuar caminando por algunos de los pocos caminos que quedaron abiertos en el 2010.

Aunque podría tomar esto como una especie de momento de instrospección. ¿Qué es más simbólicamente perfecto, si se va a iniciar todo un nuevo futuro, que volver a los orígenes?. Yo viví hasta los 13 años en este pueblo, aquí se encuentra la casa donde crecí, una quinta de dos pisos, 8 cuartos, 4 baños, un tanque de agua subterráneo y otro aéreo, un patio trasero y otro delantero, dos garages y un hermoso balcón (lo más preciado para mí de esta casa). Paredes de color amarillo mostaza, ventanas de vidrios de colores y marcos vinotintos, cocina en obra gris, piso de granito, un tragaluz sin techo que siempre moja el piso cuando llueve.


La casa sigue igual, un poco deteriorada por el tiempo y la falta de un núcleo familiar que la cuide estos últimos 7 años. Podría decir que este reencuentro para mí resulta nostálgico, pero en lo absoluto. Me ha parecido irreconocible su rostro. Como un viejo amante al que se encuentra años después, más gordo y más calvo, y con una reafirmada alegría de haber decidido no continuar con él.
(Maleta que me rehúso a subir a mi 'cuarto' y que representa mis últimos 3 meses de vida)

Busqué, con el miedo de desencadenar derrumbes, objetos perdidos en los rincones olvidados de la casa y de mi mente. Encuentro unos allá y otros allá, otros juntos. Pero la gran mayoría ya no pertenecen a lo que fue este tiempo. Casi todo ha sido erosionado, ya no se encuentran las mismas montañas ni valles. Ni los árboles, ni animales.
Me pregunto si le dolerá. (Sí). Ella aquí, siempre tan leal, tan estable, y nosotros allá, tan inestables, tan nómadas, tan voladores.
Querida casa, este amor existe, pero aunque es el tiempo, no es el lugar. No eres tú, siempre has sido tan bella y tan generosa. No somos nosotros, porque te amamos como a nadie. Son nuestros destinos, que aunque estuvieron juntos al principio, ya no tienen cabida en el futuro que queremos. Desearíamos poder llevarte a volar con nosotros, a cada aventura que nos sorprende, pero no podemos. Se que lamentaré haberte vendido cuando ya haya llegado a donde quiera llegar y no quiera alzar más las alas. Podrías consolarte con eso, pero se que no eres malvada, estarás muy ocupada dando cobijo a una nueva familia...o eso espero.

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